El primer paso de nuestro proceso parece lógico, ya que si no conseguimos que nuestro Mac se conecte a la red local de la oficina, ya podemos irnos despidiendo del tema. Este paso se supone que tiene que ser el más fácil pero la diversidad de situaciones es tremendamente amplia.
En mi empresa tenemos una red en Windows con dominio montada en un servidor con Windows 2000 Server. Irónicamente yo soy el administrador de la red, aunque para mí es un campo tan desconocido como lo pueda ser la acupuntura craneal. La red nunca ha sido un problema para el MacBook de mi empresa; en cuanto lo conectamos por cable o Wi-Fi, enseguida aparecen un montón de monitores cabezones con pantalla azul en la parte del Finder que se llama «Compartido». Si no sabéis de qué diablos estoy hablando, podéis mirar la imagen con la que comienza este artículo o echar un vistazo a esta captura en flickr.
A partir de ahí es fácil navegar hasta el servidor, le hacemos doble click y aparecen todas las carpetas compartidas; si tratamos de entrar en una de ellas, nos va a pedir usuario y contraseña (los de Windows) y rápidamente estaremos dentro. Dicha carpeta, se montará como una unidad de red en el escritorio.
En nuestra empresa usamos carpetas compartidas en el servidor; cada uno tiene allí una a su nombre y luego está las comunes, con distintos permisos según usuarios. Una vez que tienes en tu escritorio montadas las carpetas que sueles usar (en mi caso «Emilio» y «Proyectos») puedes hacer que se monten automáticamente al inicio. Para ello tienes que ir a Preferencias de Sistema – Cuentas – Arranque, y sobre la lista de aplicaciones que se ejecutan al inicio, arrastras directamente las carpetas que se han montado en el escritorio. Listo.
¿Problemas? Puede haber miles; si buscas en Google «Mac Windows domain» te encontrarás con cientos de artículos y tutoriales para usar un Mac en un entorno de red de Windows. Como ya he comentado que no soy muy entendido en redes, quizá mi experiencia no os sirva de mucho y tengáis que recurrir a más información.
El otro día, por ejemplo, me surgió un problema. A raíz de la instalación de un sistema NAS para copias de seguridad, el MacBook de la empresa dejó de ver a los ordenadores de la red. Sólo era capaz de ver los volúmenes del NAS, cosa muy poco útil. Sin embargo, si me iba al menú «Ir» del Finder y seleccionaba una carpeta de red que apareciera en la opción «Carpetas recientes» me dejaba conectar sin problema. No hubo manera ni por nombre ni por IP de conectar de otra forma al servidor. Entonces hice en Google la búsqueda que he mencionado antes y tras un par de minutos encontré la solución. Comentaban en un artículo que a veces hay que crear una ubicación de red específica para la oficina porque si no se hace, puedes tener problemas con redes Windows. Una vez creada dicha ubicación, te metes a las preferencias avanzadas de la red y la pestaña WINS, seleccionas como grupo de trabajo tu dominio y en servidores WINS metes la IP del servidor. Oye, justo y cabal (como decimos en mi pueblo), ya que de nuevo pude ver decenas de cabezones con pantallas azules en el Finder y todo siguió funcionando como hasta la fecha.
Aunque en el primer artículo de esta serie daba un guión de los pasos a seguir, la realidad va modificando ese guión, por ello el siguiente artículo versará sobre cómo conseguir que Spotlight indexe las unidades Windows montadas en el escritorio y que pueda ser usado como lanzador de archivos.
Pero eso otro día, que lo tengo a medio.