Parece que por designio de Jobs, todos los años por estas fechas medio mundo va a estar como loco por comprar un nuevo iPhone, mientras el otro medio opina que la actualización no le merece la pena porque posee el modelo anterior. Todo este gran espectáculo orquestado desde Cupertino da lugar a curiosas historias y además no son las únicas, ya que tanto el iPhone como el iPod son objetos de devoción por parte de sus poseedores y cualquier incidente con dichos gadgets es narrado con dimensiones épicas por aquellos que los padecen.
A partir de ahora vamos a recoger por aquí esas pequeñas aventuras que hemos vivido para comprar nuestro iPhone, para repararlo, para encontrarlo o cómo nos ha ayudado de extraña manera en algún momento. Y voy a empezar con una historia que me ha ocurrido a mí mismo hoy sábado.
El viernes resultó evidente una vez más que Movistar no está a la altura del protagonismo del que Apple la ha investido al adjudicarle la exclusiva del iPhone. Pocos, pocos iPhones se pudieron adquirir en las principales capitales españolas, estando mejor la cosa en Madrid y en Barcelona. En Murcia, sólo tengo constancia de dos iPhones de 32Gb el viernes, toda vez que se hace evidente que no veremos iPhones S de 16Gb hasta que Movistar no agote el stock del antiguo modelo.
Yo estaba sólo parcialmente decepcionado porque ya tengo un iPhone EDGE con el software 3.0 y además tengo casi 35 años, con lo cual pues consigo medio sobreponerme a las histerias colectivas que de vez en cuando acontecen en mi entorno. Sin embargo, a veces el destino te traiciona y sobre las 14 horas recibo en mi iPhone un e-mail de Saúl, uno de mis switchers:
Hola Emilio, este es mi primer Mail enviado desde mi iPhone 3G S. Es una maravilla! El caso es que estoy…
¿Qué decía el resto del e-mail? ¿¿¿Y QUÉ IMPORTA??? Le llamé inmediatamente para maldecirle y pedirle explicaciones al tiempo; resulta que Saúl se levantó esta mañana y decidió acercarse a El Corte Inglés Gran Vía, donde se encontró con un número limitado de iPhones disponibles, pero suficientes para que el bribón se llevara uno por puntos. Cuando escuché su relato le colgué el teléfono y llamé a dicho centro comercial:
– Telefonía, dígame.
– Hola, quiero un iPhone de 32Gb
– ¿Es por puntos o por portabilidad?
– Mira, no soy cliente de Movistar y no puedo cogerlo por puntos, pero aparte de eso me da igual alta nueva que portabilidad, lo que tú quieras
– Es que no podemos reservarlo mucho rato
– No te quepa la menor duda de que estaré allí en 10 minutos
– Espera que te paso con mi compañera
(…)
– Hola, quiero un iPhone de 32Gb
– ¿Es por puntos o por portabilidad?
– Mira, no soy cliente de Movistar y no puedo cogerlo por puntos, pero aparte de eso me da igual alta nueva que portabilidad, lo que tú quieras.
– ¿De qué color lo quieres?
– Me da absolutamente igual.
– Verás es que ahora mismo sólo los podemos vender por puntos porque tenemos un problema informático con el código de activación para portabilidad y contrato. Esperamos que nos lo resuelvan pronto y que la semana que viene podamos tener iPhones y venderlos en cualquier formato.
– ¿Sabes que me estás partiendo el corazón?
– Lo siento mucho, pero es que nos han dado los códigos equivocados y hasta que no tengamos los nuevos no podemos hacer nada.
– Valemuchasgracias.
El caso es que yo, tan maduro, tan pausado, tan calmado, ahora me he quedado completamente descuajado, tal y como una quinceañera que se ha quedado sin entrada para ver en el cine de su pueblo la season finale de Física o Química. En estos momentos tengo un estado de cabreo tonto que hasta me avergüenza 🙁
Después de lo que me ha pasado hoy, una duda acecha en mi corazón. Si sólo podían darme el iPhone por puntos y yo ya le había dicho que no era cliente de Movistar ¿POR QUÉ ME PREGUNTÓ DE QUÉ COLOR LO QUERÍA?