Adobe releases a statement about the end of Aperture development – TUAW
Buitres
El año pasado por estas fechas publiqué un artículo con mis 10 propósitos para 2013. Vamos a hacer balance de mis logros.
Bueno, no ha estado mal ¿no? Creo que me quedó equilibrado. Algunas de estas cosas las voy a arrastrar a 2014 pero otras paso. Mañana mis propósitos para el año que entra.
Como todos los seres humanos, de cara al nuevo año me planteo una serie de retos y cambios en mi vida, que este año no me resisto a compartir con vosotros.
Pues eso es todo. Os deseo un feliz año 2013 y mucha suerte con vuestros propósitos de cara al año que entra. Un abrazo desde Murcia.
Este artículo versa sobre lo que sin duda ha sido la joya de la corona de mi experimento: la deslocalización de la librería de Aperture.
Mi librería de Aperture pesaba ni más ni menos que 100 GB. La copié a un disco externo USB y procedí a aplicar las recetas habituales para adelgazarla, esto es, borrado de miniaturas, borrado de previews y eliminación de algunos duplicados (buscados a mano) y de basura traída por Photostream. ¿Qué conseguí? Adelgazar hasta 56 GB, algo todavía insuficiente para el espacio real disponible en el disco SSD de mi MacBook Pro.
Entonces empecé a leer sobre librerías referenciadas y a prestar atención a algunas opciones de Aperture por las que hasta la fecha ni me había preocupado. Básicamente, Aperture permite ubicar los originales de las fotos en una ubicación distinta a la librería. La opción se llama Relocate originals for project… y como podéis deducir se hace por proyectos; Aperture nos pregunta por una ubicación y sobre los nombres a dar tanto a la carpeta como a los archivos originales. Las fotos muestran entonces una indicación que indica que están referenciadas, que no están en el archivo de la librería.
Con paciencia franciscana, fui relocalizando todos los proyectos, dejando en la librería de Aperture los proyectos en curso (que son unos cuantos) y todos los de 2012. ¿Tamaño actual de mi librería? 12,49 GB, perfecta para mi MacBook Pro. Asimismo, en mi NAS tengo una carpeta llamada Aperture Originals que ocupa 17 GB.
Cuando no estoy conectado al NAS, Aperture no me da ninguna indicación de error. Incluso puedo seguir trabajando con las fotografías referenciadas en lo que a metadatos se refiere y, dado que las previews están en la librería de Aperture, todavía están disponibles para otras aplicaciones y para usarlas en pases de diapositivas y similares.
Debo aclarar que dado que borré todas las previews, ahora mismo todavía están en proceso de regeneración, por lo que la cifra de 12,49 GB de mi actual librería de Aperture es más falsa que el beso de Judas 😉 No obstante, aunque finalizado el proceso mi librería se vaya a 20 o 25 GB, habré ganado muchísimo. A partir de ahora, cuando termine un proyecto, sacaré los originales al NAS y tan ricamente.
Estoy tan contento de haber descubierto esto, que estoy 100% convencido de que incluso si al final compro un nuevo iMac seguiré usando este mismo sistema, porque una librería que pesa tan poco es una librería más fácil de manejar y más exenta del típico problema de las librerías: la corrupción de datos.
Una propina. Desde las últimas versiones de iPhoto y Aperture, ambos programas pueden leer mutuamente sus librerías. iPhoto por sí mismo no es capaz de hacer todo esto, es decir, no permite sacar los originales fuera. Sin embargo ahora, cuando abre una librería de Aperture, sí es capaz de gestionar los archivos referenciados.
Más cosas. Podemos seguir manteniendo ultradelgada nuestra librería de Aperture impidiendo la generación automática de previews.
El proceso sería sencillo, primero borramos todas las previews existentes y a continuación desmarcamos la casilla que veis en la captura superior. La «pega» de esto es que perdemos automatización, es decir, tenemos que acordarnos de generar manualmente las previews de los proyectos que nos interesen porque si no, dichas fotos no podrán ser sincronizadas con nuestros dispositivos iOS ni estarán tampoco disponibles para el resto de aplicaciones del Mac como iMovie, iWeb o cualquiera susceptible de usarlas. Limitar el tamaño y la calidad de las previews también ayuda a mantener una librería de Aperture ligera; si yo no le he hecho es para aprovechar al máximo la Retina Display de mi nuevo iPad, que es de facto mi álbum de fotos.
Esto de la deslocalización es un chollo y me siento como un switcher de primer año por no haberlo aprovechado desde el principio. Incluso se puede hacer desde el mismo momento de importación de las fotos, indicando a Aperture que no quieres añadir los originales a su librería sino que deseas que se guarden en tal ubicación.
Pero además, Aperture es plenamente consciente de esto y las referencias no se pierden. Si, por ejemplo, decidís que vais a partir vuestra librería en varias librerías, una por año, en la exportación irán incluidas las referencias a la ubicación de los originales, o incluso en ese proceso podréis decidir copiar de nuevo los originales dentro de las librerías resultantes.
Yo me pasé de iPhoto a Aperture por dos motivos: 1) tener más herramientas de retoque fotográfico para sacar más partido a los RAW de mi Canon 1000D 2) para aprovechar sus mayores capacidades de gestión de la librería. Si yo hasta ahora pensaba que apenas estaba aprovechando Aperture para lo primero, ahora además veo que estaba en mantillas respecto a lo segundo.
Ahora mismo puedo irme con mi MacBook Pro sabiendo que llevo las fotos en las que estoy trabajando y que las demás me esperan plácidamente en mi NAS cuando vuelva a casa, todo ello de manera natural y sin «traumas». No tiene precio.
Aquí os traigo el podcast 47 cuyo título ya adelanta cual es el plato principal. No obstante, aquí tenéis el sumario:
Como siempre, el podcast esta disponible en iTunes y en iVoox.
Cuando en enero de 2009 salió iPhoto’09 con capacidades para geo-referenciar fotos, corrí como loco a comprar un dispositivo GPS especial para tal cometido. Compré el ATP Photofinder Mini y hablé largo y tendido sobre él aquí, aquí y aquí.
Pasado el tiempo la realidad es que lo he usado muy poco, que es lo que me suele pasar cuando tengo estos arranques de “flipao”. Se me olvidaba con frecuencia llevarlo conmigo y cuando lo usaba se me olvidaba encenderlo o peor, se me olvidaba apagarlo en los momentos en los que no tomaba fotos, con lo cual la batería se acababa rápidamente. Por la falta de uso la batería ha terminado por estropearse y plenamente cargada su duración deja mucho que desear.
Preparando mi reciente viaje a Asturias volví a interesarme por el tema y recordé un par de propuestas para usar el iPhone como geolocalizador de fotos. Una consiste en usar alguna de las numerosas aplicaciones que replican el funcionamiento de un tracker GPS, pero tienen el inconveniente de que terminan por liquidar la batería de tu teléfono. Su ventaja es que te ofrecen muchas funcionalidades y mayor precisión, pero sinceramente he llegado a la conclusión de que no necesito saber las coordenadas exactas de cada foto.
El otro sistema consiste en sacar con la cámara del iPhone una foto de referencia que, al estar geolocalizada por el GPS del propio iPhone, te puede servir de referencia para luego emparejar con ella las que tomes con tu cámara. Es poco preciso pero lo justo para mí y quizá para cualquier aficionado. El problema es que si no tienes cobertura de datos la geolocalización no se produce; aun con plena cobertura he detectado además que muchas veces la geolocalización falla por bastantes metros.
En cualquier caso he usado el segundo método y estoy razonablemente satisfecho. He importado a Aperture esas fotos referencia tomadas con el iPhone y las he usado para localizar a mano las fotos tomadas con la cámara. Existe un buen sistema en Aperture que te toma sólo las coordenadas de esas fotos referencia directamente desde tu iPhone, sin necesidad de importar las fotos, pero yo prefiero importarlas porque la foto en sí me vale de testigo de dónde fue tomada y me facilita emparejar las otras.