Tengo muchos más micrófonos y accesorios de podcasting de los que debería tener en proporción al tamaño de mi casa. Y mi casa es grande. Por ello, desde que reformamos el estudio ha sido mi obsesión tener las cosas bien guardadas pero a mano, algo que he conseguido hasta la fecha no sin esfuerzo. En la estantería Billy que tengo detrás de mí hay dos cajas de metacrilato blancas (de IKEA, como la Billy) que contienen el material de podcasting más recurrente.
He llegado incluso al punto máximo que combina orden con utilidad, porque una de las cajas contiene cuatro pies de micro, cuatro cables XLR, una bolsita con adaptadores de auricular y (hasta ahora) tres RØDE PodMic y un Shure SM57. Este es mi set para grabar podcasts en grupo, junto con la RØDECaster Pro II. De esta forma, cuando tengo que grabar (bien en el salón o bien en casa de otro compañero) sólo tengo que coger la RØDECaster Pro II y su cargador (cabe perfectamente en una mochila normalita) y la caja blanca que contiene TODO lo demás, añadiendo mis auriculares. Pero la llegada del RØDE PodMic USB ha roto este equilibrio, porque los cuatro micrófonos en sus cajas no caben en este haul, así que he estado pensando qué hacer. Podría llevar los cuatro micrófonos sueltos, sin cajas, pero como no soy un salvaje no voy a hacer tal cosa. En el mercado existen MUCHOS accesorios de transporte para micrófonos, de hecho los tres RØDE NT-USB mini que tengo están en sus fundas. Para el RØDE PodMic no hay nada así… seguramente llegará pero mi problemazo lo tengo HOY. Así que decidí comprarme uno de los maletines que vende Thomann, aquel que entendí que por tamaño iba a resultar más adecuado, el Thomann Mix Case 3727X.
La maleta viene con un gran bloque de espuma tramado, de forma que puedes sacar cuantas celdas necesites para dar acomodo a la forma específica de tu dispositivo.
Aunque ya había hecho mis mediciones previamente a la compra, coloqué los cuatro micrófonos en la caja vacía, para asegurar cual sería la forma más adecuada de guardarlos, que resultó ser dos micrófonos a cada lado enfrentados a los otros dos, en disposición horizontal.
A continuación puse los cuatro micrófonos sobre el relleno de espuma y empujé hacia abajo, para tratar de que se marcaran un poco las celdas que tenía que retirar. Como no vivimos en un mundo ideal, mi truco no funcionó y tuve que hacerlo a ojo y con mucha precaución. Y por supuesto contando las celdas como quien prepara un patrón para bordar, porque la ausencia de simetría en el troquelado final me hubiera conducido a los límites de la locura. He aquí una foto del momento en que dos micrófonos ya estaban en sus nichos y comenzaba a retirar las celdas de gomaespuma para dar cabida a los otros dos.
Efectivamente los micrófonos se rozan por la parte superior. No es lo ideal, pero buscar una maleta algo más grande habría convertido la solución en un nuevo problema. He pensado poner ahí un pequeño paño de los que se usan para limpiar las gafas de manera que proteja a cada micrófono de las rozaduras con su vecino y que, además, no tenga excusa para no limpiarlos cada vez que los saque.
En esta foto final puedes ver los cuatro micrófonos colocados. Si eres así especialito como yo verás que los recortes no son perfectamente simétricos, y eso es porque el bloque de espuma no lo es. Pero aprenderé a vivir con ello. Estuve meditando otra opción, recortar los moldes de espuma que vienen en la caja de cada RØDE PodMic para encajarlos en la maleta (puedes ver uno de esos moldes a la izquierda de la foto). Descarté la idea porque esos moldes sólo venían en las primeras unidades y sólo dispongo de dos.
Ahora la caja de metacrilato contiene sólo los pies de micro y los cables XLR, pero cuando le añado los auriculares para salir a grabar fuera, estos quedan dentro de la caja, sin sobresalir, lo cual beneficia a mi neurosis.
Aunque no tengas que salir a grabar fuera, te animo a que pienses en alguna solución similar para tu ajuar de podcasting. Tenerlo todo guardado como para sacarlo a la calle favorecerá el orden en casa y, sobre todo, protegerá tu equipo de ese enemigo letal a largo plazo que es el polvo.