Pocos medios digitales tienen un antepasado analógico tan claro como las fotos. Contar con esta cultura anterior, este soporte, es en ocasiones una gran ayuda a la hora de establecer analogías, pero en otras ocasiones supone un lastre conceptual importante. Fotos para OS X acaba de eliminar ese lastre en el campo de la fotografía digital: la organización.
Cuando usábamos cámaras analógicas la unidad de organización era el carrete físico; las fotos no se desperdiciaban y cada tiro se pensaba mucho, así que de las tomas originales pocas eran las descartadas. Con el tiempo el carrete dejó paso al álbum, más o menos cuidado, que nos ayudaba a eliminar el condicionante temporal, ya que nos permitía mezclar fotos de distintos carretes para no centrarnos en un momento temporal sino en otro tipo de tema. Al menos en España, cualquier adulto de 40 años para abajo puede ir a sus padres y pedirles «su álbum de fotos de pequeño», que comienza invariablemente con una foto con pocos días de edad, semidesnudo y mostrando los genitales al mundo. El álbum en realidad fue un revival, una herencia de cuando las familias no podían tomar fotos por sí solas e iban al fotógrafo, acumulando esas contadas fotos en un álbum familiar.
La llegada de la fotografía digital supuso un incremento en el número de fotos realizadas, que a falta de mejores ideas comenzaron organizándose por carpetas, al igual que si fueran documentos de texto o cualquier otro tipo de archivo informático. Esto era útil para agrupar las fotos por eventos, pero el concepto de «mi álbum de pequeño» desaparecía automáticamente, hasta que la llegada de las aplicaciones de fotos nos permitió crear distintas agrupaciones seleccionando fotos que estuvieran en cualquier parte de nuestra biblioteca.
Mucha gente sigue usando un sistema de carpetas para organizar las fotos y además no los sacas de ahí ni a tiros. Buena suerte cuando un día se te siente al lado del ordenador la esposa o el marido y te diga «quiero ver fotos del nene de pequeño».
Pero la llegada de las aplicaciones de fotos no fue una solución definitiva ni mucho menos, ya que seguía existiendo una unidad mínima de ordenación de las fotos; cuando importabas fotos estas no se vertían simplemente a la biblioteca sino que lo hacían perteneciendo a un carrete/evento a partir del cual podías crear tu selección (álbum). Pese a la existencia de cámaras digitales y el considerable aumento del número de fotos tomadas, esta ordenación parecía seguir siendo válida. Hasta la llegada del iPhone.
El iPhone fue el primer smartphone de la era moderna; su aparición en 2007 rompió muchos conceptos anteriormente asumidos como buenos. Una de las cosas más importantes que hizo fue proporcionar una cámara de fotos digital realmente confiable y que siempre iba con nosotros. El iPhone no fue ni mucho menos el primer teléfono con cámara, pero sí el primero que facilitó de verdad ver y tomar fotos digitales con nuestro teléfono. Desde ese iPhone de 2007, el teléfono de Apple siempre ha sido el que mejor cámara ha tenido del mercado, o ha estado entre las tres mejores, y siempre con una considerable cantidad de megapixeles menos que sus competidores, demostrando Apple que no todo consiste en tenerla más grande.
Ahora, con un smartphone en nuestro bolsillo, es cuando el número de fotos tomadas se ha incrementado exponencialmente. Ya no tomamos las fotos durante un evento social, deportivo, familiar o religioso, sino que tomamos fotos continuamente, todos los días. ¿Qué sentido tiene entonces tener que agrupar mis fotos en carretes/eventos en el ordenador? La aparición de Photo Stream de Apple solucionó en parte este problema, creando un evento por cada mes del año donde agrupar las fotos tomadas desde nuestros dispositivos iOS, pero lejos de ser una solución, puso más en evidencia lo artificial que ya resulta este tipo de organización.
Por otro lado, la explosión del smartphone nos llevó a la era post-PC donde la gente ya no volcaba sí o sí todas las fotos en su ordenador, o incluso ni siquiera ya tenía uno. Los fotógrafos digitales nos dividimos en dos: los que ya sólo hacen fotos con su teléfono y nunca las sacan de ahí y llevan 8000 fotos en sus dispositivos sin copia de seguridad (un increíble generador de demandas de divorcio) y los que seguimos volcando nuestras fotos en un repositorio superior, sea el ordenador o sea directamente algún servicio en la nube que nos hace de aplicación de fotos, como Flickr, Picturelife o los servicios que en cada momento ofrezcan Google, Microsoft o Amazon.
Con Fotos para OS X e iCloud Photo Library, Apple llega hasta donde antes nadie había llegado, ya que ahora tenemos una aplicación en nuestro ordenador, dispositivos móviles y nube donde vemos toda nuestra biblioteca digital exactamente de igual manera, con la misma ordenación y reflejando los cambios automáticamente. Podemos editar fotos, crear álbumes, eliminar duplicados… lo que sea, y automáticamente lo veremos reflejado en todos los dispositivos de la cadena. Hasta ahora, editar una foto en local suponía volver a subirla a mano al repositorio oportuno y borrar la anterior.
Pero para mí lo más importante que ha conseguido Fotos para OS X es que ha traído al ordenador un nuevo concepto de organización de las fotografías que ya teníamos en nuestros dispositivos móviles y en algunos servicios en la nube: el timeline. Ya no es necesario organizar las fotos en carretes/eventos sino que las fotos simplemente están ahí, organizadas por fecha, y depende de nosotros crear manualmente o no los álbumes para agruparlas. Ahora los cientos de fotos tomadas con nuestro iPhone están en su día mes y año, y no agrupadas en ninguna suerte de carrete/evento artificial al que evidentemente no pueden pertenecer por lógica.
Si a esto le sumas una interfaz fantástica con una fluida navegación mediante gestos en el trackpad, sólo tardarás 48 horas en ver a iPhoto y Aperture como aplicaciones de un pasado muy lejano. Es evidente que para los usuarios profesionales y avanzados todo esto no aplica, pero para todos los demás, que somos la mayoría, creo que Fotos para OS X es la mejor noticia que podíamos recibir para nuestras fotos.