Twitter es una red social que realmente lleva poco tiempo entre nosotros si lo comparamos con la influencia que ya ha llegado a tener en el día a día de nuestra sociedad. No es evidentemente nada comparable al Oasis de Ready Player One pero sí tiene algo en común con dicha realidad alternativa, y es que a su alrededor han florecido la innovación y los avances tecnológicos, en este caso en materia de programación.
Tomemos por ejemplo Tweetie para Mac, de Loren Brichter, una aplicación para Mac que apareció en 2009 con una interfaz tan novedosa y práctica que no sólo fue copiada por otras apps de Twitter, sino que también pudo ser adaptada con éxito a aplicaciones de otro género como el correo electrónico. Y no sólo eso, sino que Tweetie 2 para iPhone, estrenó ese mismo año el gesto arrastrar para actualizar, presente hoy día en cientos de aplicaciones; Twitter adquirió la patente junto con Tweetie pero acordó con Brichter usarla sólo defensivamente, asegurando así que cualquier programador pueda usarla sin temor a una demanda.
Sin embargo el tiempo pasa y Twitter ha dejado de ser abono de innovación. Las limitaciones que impone al empleo de su API impiden de facto que pequeños programadores aventureros puedan hacer sus planteamientos con ciertas posibilidades de solvencia. Asimismo, las restricciones técnicas hacen que algunas valiosas características de aplicaciones ya consolidadas se vean recortadas o eliminadas. Queda poco sitio para la innovación en un mercado acogotado por quien lo gobierna y saturado por los grandes clientes ya establecidos.
Y luego, está app.net, ADN para los amigos (App Dot Net). Esta nueva red social parte de un supuesto completamente distinto, y es potenciar la API mucho más allá del mero clon de Twitter que actualmente es, por lo que denominarla simplemente red social es hacerle poca justicia. Los programadores ya se han dado cuenta de ello y están explorando ese vasto campo abierto ante ellos.
Tenemos aplicaciones creadas para compartir archivos, a partir de la API de archivos y del espacio de alojamiento que para ello tiene cada usuario, 500 MB para las cuentas gratuitas y 10 GB para las de pago, con la posibilidad de aumentar en tramos de 100 MB si invitamos gente a entrar en ADN.
De cara a la WWDC, ha salido una app para el iPhone exclusivamente para mensajes privados, que en ADN son multiusuario, por lo cual se crean verdaderas salas de chat. En esta app, Whisper, los desarrolladores han incluido su propio juego de stickers y también la posibilidad de comunicar la ubicación directa o la ubicación en algún lugar concreto, sacados me parece de la base de datos de Mapas de Apple. Entre muchos desarrolladores se ha convertido en la app clave para comunicarse y quedar en estos días de jolgorio WWDC.
Los usuarios en ADN debaten estos días sobre Felix y Riposte para iPhone, y si la utilísima colección de gestos del primero merece la pena para pagar los 4,49 € que valía hasta ahora y que, sin duda gracias a su reciente popularidad, han bajado a 1,79 €. La reciente versión para iPad no ha hecho sino popularizar más los gestos y su aspecto, curiosamente muy similar a iOS 7.
Aunque es cierto que de cuando en cuando Tweetbot y Twitterrific animan un poco la escena con algunas novedades de interface, yo al menos no percibo ya en Twitter el caudal de innovación que trae a su alrededor ADN, y que quizá suponga la piedra angular de su futuro éxito y dominio de su mercado.
Muchos me diréis que estoy completamente equivocado y que nada va a desbancar a Twitter nunca, palabras estas que también se escucharon sobre Hotmail, Blackberry, Nokia, Altavista, Geocities, Sega y otros muchos.
Como dice Ross Geller en el capítulo 18 de la cuarta temporada de Friends, El del vestido nuevo de Rachel: "Hay electricidad, es nuevo. Es excitante. ¿Me estás diciendo de que no hay ni siquiera la más mínima oportunidad de que algo pase?".