José María Cortes es un seguidor de este blog y podcast que me ha escrito un email con unas reflexiones suyas sobre la presentación de esta tarde. Creo que es una lectura adecuada para pasar la siesta a la espera de que se hagan las 19 horas, y por ello he pedido permiso a José María para publicarlo.
Se me ocurre que la normalidad es una rutina que seguir y que se ha convertido en lo usual, excepto cuando se dan circunstancias muy concretas que permiten que demos un salto cualitativo en algún campo. Y a veces, sólo a veces, tenemos la suerte de vivir en la misma época en la que se produce un cambio en la rutina que mantenía esa normalidad, y una revolución tiene lugar. Una revolución en el sentido de que algo esencial cambia para la gran mayoría de las personas, cambiando el modo que tienen de hacer las cosas y ofreciendo nuevas posibilidades para las generaciones futuras. Cuando la normalidad (engañosa normalidad) de los móviles estaba verdaderamente -y ahora lo sabemos- estancada, una idea genial surgió y por fin rompió los esquemas.
«Lo hemos llamado iPhone»
Pero 5 años dan para mucho, y con o sin copiar la idea original, esa ventaja se ha ido agotando y en este momento la línea divisoria en cuanto a características se ha difuminado. Ya no acertamos a saber dónde termina el fenómeno iPhone y dónde empiezan las alegrías de los fabricantes de smartphones que han podido llegar a un punto en que la tecnología les ha permitido estar en condiciones similares al iPhone, y en algunos casos han superado la tecnología neta del dispositivo (siempre entendiendo que no han llegado a igualar la experiencia completa Hardware+Software de Apple).
Lo que todo esto me supone es una tristeza por saber con bastante certeza que Apple ya no nos sorprenderá nunca más con un terminal llamado iPhone que supere las expectativas más innovadoras, porque sencillamente llega un día en que revoluciones como la del iPhone son revoluciones por eso, porque no son lo normal. Hasta aquí la parte pesimista.
Partiendo de la base de que no seremos bendecidos con una segunda epifanía en forma de novedad revolucionaria, sí que espero que Apple nos sorprenda en otro sentido, mucho más simple pero más dificil. Ya han inventado e innovado, pero si nos fijamos un poco en la tecnología actual, sigue siendo como aquella verdad: una manta que te deja los pies fríos. Y yo quiero que completen el círculo, es decir, si han reinventado el smartphone, lo han mejorado, han revolucionado la industria con características que no existían, yo pido algo muy simple, que completen la experiencia con algo tan complicado aparentemente que tampoco nadie ha conseguido. Que la batería dure el doble. Creo que no me equivoco al pensar que si Apple ha podido condensar una batería como la del nuevo iPad en el mismo espacio que antes, también podría condensar una batería en el nuevo iPhone que YA cuenta con una pantalla que consume bastante desde 2010. Sólo digo que se podría.
No sé, se podrían mejorar características que continuaran haciendo del iPhone algo exclusivo y siempre un punto por encima del resto, a pesar del ecosistema de Apple tan traído y llevado, de los accesorios, de las aplicaciones y de una cámara mejor. Porque ¿qué nueva cualidad puede aparecer en un smartphone a estas alturas que lo convierta en revolucionario, si estamos de nuevo en la normalidad?
Eso sí, una normalidad iniciada por Apple, que se ha convertido para algunos en aquello que ellos mismos querían tachar de imperio normalizador en 1984.
Les reto a que sean siempre innovadores, lo que sería una excepción en la Historia.
Comentarios
Una respuesta a «Soñemos en clave simple»
Genial el correo, yo también pienso lo mismo. Gracias por compartirlo.