Sabíamos que esta noticia llegaría, pero todos pensábamos que llegaría mucho más adelante. «Está mal pero todavía aguanta», decíamos. «Fíjate, que se queda como presidente del Consejo de Administración» o «Seguirá teniendo mucha mano en todos los productos que saquen» eran frases habituales en las conversaciones entre maqueros.
Y ahora estamos todos aquí, entristecidos, muchos con los ojos llorosos incluso, por un tío de 56 años de California al que la inmensa mayoría de nosotros nunca vio en persona ni de lejos pero que ha influido más en nuestro día a día de lo que somos incluso capaces de reconocer.
¿Mis ejemplos? El pase de fotos que puse en mi boda, el vídeo del bautizo de Isabel, un libro de fotos que regalé a Rocío recopilando todos nuestros viajes juntos, un trailer que monté con vídeos de Isabel y que mandé como invitación a su primer cumpleaños, el ordenador donde todos los días trabaja Rocío, el teléfono que ambos llevamos en el bolsillo y con el que hice a mi hija la primera foto de su vida, el aparato con el que vemos nuestras series favoritas en la tele, el dispositivo en el que le llevamos a la abuela las últimas fotos de Isabel… y la lista sigue y es interminable.
No soy muy bueno improvisando este tipo de artículos y realmente me cuesta mucho escribir en estos momentos, así que os recomiendo los fantásticos artículos que todos los blogs profesionales están publicando en estos momentos. Daos una vuelta y ved las portadas de las webs, contemplad la unanimidad en calificarle como uno de los grandes genios de nuestra era.
Yo estoy triste, mucho más triste de lo que nunca pensé que esta noticia me pondría. Ya sólo me queda expresar desde aquí mi más sentido pésame a sus familiares y amigos y a toda su empresa, así como, una vez más, darte las gracias Steve: gracias por llevarnos a todos de tu mano hasta el siglo XXI.