Desde el primer momento de su implementación fui un forofo de Spaces, ya que me permitía tener mi escritorio limpio y organizar mejor mi trabajo en el Mac. Pronto definí una política de seis espacios con claras indicaciones sobre qué tipo de aplicaciones debían estar en cada espacio. Y me fue bien durante un tiempo.
Sin embargo, para mí, para mis necesidades concretas, Spaces se ha ido convirtiendo más en un estorbo que en una ayuda.
Cuando tengo que interactuar con aplicaciones que están en distintos espacios tengo problemas, porque no hay un atajo de teclado claro para mover aplicaciones entre espacios, tienes que usar el ratón y eso reduce el dinamismo de las acciones. Por otra lado, cuando inicio una aplicación, tengo que quedarme en el espacio de esa aplicación viendo como se inicia, porque si cambio a otra que ya esté abierta en otro espacio, el sistema me trae de regreso al espacio donde la otra aplicación se está iniciando.
De postre tenemos que todavía hay muchas aplicaciones que no se comportan bien en Spaces y lamentablemente algunas son de Apple, como por ejemplo Garage Band. Las pequeñas ventanas de diálogo que aparecen a veces al inicio de algunas aplicaciones también son un dolor de cabeza, porque si las «pierdes de vista» puede ser realmente problemático encontrarlas, teniendo que pasar por todos los espacios hasta dar con ellas.
También tengo que decir que prescindir de Spaces es ahora especialmente fácil con Snow Leopard y las características mejoradas de Exposé. Realmente han incluido mejoras en su uso (identificación de las ventanas, manejo desde el teclado…) que me han resultado definitivas a la hora de desactivar Spaces.
Llevo ya un par de días sin Spaces y me va realmente bien. Que quede claro que no quiero hablar mal de Spaces ni demonizarlo; es sólo que me va mejor sin usarlo.