Umberto Eco, en un artículo publicado el 30 de Septiembre de 1994. Windows 95 no saldría a la venta hasta un año después y en aquel momento el Windows existente (el 3.11 para trabajo en grupo, creo recordar) era mucho más transparente al MS-DOS y de hecho se arrancaba desde éste. Por ello, para Eco el mundo en aquel momento estába dividido entre usuarios de Macintosh y usuarios de ordenadores compatibles con MS-DOS, y así empieza la parte de su artículo que nos interesa:
La realidad es que el mundo está dividido entre usuarios de Macintosh y usuarios de ordenadores compatibles con MS-DOS. Yo soy de la firme opinión de que el Macintosh es Católico y que DOS es Protestante. Es más, el Macintosh es contra-reformista y está influenciado por el ratio studiorum de los Jesuitas. Es alegre, amistoso, conciliatorio, le dice al fiel cómo debe proceder gradualmente para alcanzar, si no el Reino de los Cielos, el momento en el cual se imprime su documento. Es catequístico: la esencia de las revelaciones por vía de fórmulas simples y de iconos suntuosos. Todos tienen derecho a la salvación.
DOS es protestante, incluso Calvinista. Permite la interpretación libre de las escrituras, exige decisiones personales difíciles, impone una hermenéutica frente al usuario, y tiene por principio la idea de que no todos pueden alcanzar la salvación. Para hacer que el sistema trabaje necesita interpretar el programa usted mismo: lejos de la comunidad barroca de juerguistas, el usuario está encerrado dentro de la soledad de su propio tormento interno.
Se puede objetar que, con el paso a Windows, el universo DOS tiende a compartir la tolerancia contra-reformista del Macinstosh. Es cierto: Windows representa un cisma como el Anglicano, grandes ceremonias en la catedral, pero siempre la posibilidad de volver a DOS para cambiar las cosas en concordancia con bizarras decisiones: llegado el momento, puedes decidir ordenar mujeres y gays si tú quieres.
Naturalmente, el Catolicismo y el Protestantismo de los dos sistemas no tienen nada que ver con las posiciones culturales y religiosas de sus usuarios. Uno puede pregutarse si, con el paso del tiempo, el uso de un sistema en vez de otro puede llevar a profundos cambios internos. ¿Puede uno usar DOS y ser un seguidor de (?) Vande? Y es más ¿podría (?) Celine haber escrito usando Word, WordPerfect o Wordstar? ¿Podría Descartes haber programado en Pascal?
¿Y el código máquina que reposa debajo y decide el destino de ambos sistemas (o entornos, si lo prefieres)? Ah, esto pertenece al Antiguo Testamento, y es talmúdico y cabalístico. El lobby Judío, como siempre…
Muchas gracias a Ángel (mi séptimo switcher) por la referencia y la mayor parte de la traducción.