Un año y 10 meses después de comprar mi iMac, hoy he tenido mi primer kernel panic.
Para quien no lo haya sufrido nunca, diré que este error tiene una belleza serena que deja sin aliento. De repente, una especie de cortina gris desciende lenta pero suavemente desde la parte superior de la pantalla. Es un efecto hipnótico, casi mágico, al que no puedes evitar seguir con la mirada. Luego, como de la nada, aparece ese cartel en cuatro idiomas que te anima a mantener pulsado unos segundos el boton de encendido o, si lo tienes, el de reinicio.
En unos minutos todo ha acabado, vuelves a tu sistema con la posibilidad de informar a Apple del asunto, cosa que por supuesto he hecho, lleno de sentido de la responsabilidad y de la ciudadanía.
Moraleja: si Mac OS X te pide que reinicies el sistema para terminar la instalación de un programa, hazle caso 😉