Esta mañana recibí un misterioso e-mail de pelicos, el lector de este blog al que liberé sus dos iPhones en mi propia casa, en pijama mañanero. Quería pasar un segundo a verme al trabajo porque decía tener una cosa para mí. Intrigado, me puse en contacto con él y a la media hora más o menos una llamada perdida me indicaba que pelicos me aguardaba en la calle.
Nada más verme, desenfundó los auriculares de su iPhone, perfectamente enrollados bajo su plástico original, y me los regaló. Al parecer su mujer sólo los usa de cuando en cuando y él nada en absoluto, así que no tenía problemas en regalármelos. Como ya he pedido unos USA, le dije que no era necesario pero que se los aceptaba como adelanto, y que cuando me llegaran los míos se los daría a él. Eso tampoco le pareció bien ya que él cuenta con otros más de reemplazo, provinientes del iPhone de un amigo de su padre (otro día os cuento la cantidad SALVAJE de iPhones que hay en Murcia).
Finalmente he quedado con pelicos en que cuando vengan los que he pedido, los venderé por ahí en algún foro y con lo que saque nos vamos de aperitivos con nuestras respectivas.
Los auriculares que me ha regalado son distintos a los míos. Tienen la membrana más transparente y se oyen muchísimo mejor que cualquier auricular Apple de los que tengo de todos mi iPods.
Una vez más, pelicos, muchísimas gracias. Como ya he dicho en alguna ocasión en el podcast, este tipo de cosas (el gesto, no el regalo 😉 ) son las que hacen que merezca la pena el esfuerzo de tener un blog y un podcast.