Las Apple Hot News son una sección de la web de Apple (con su RSS y todo) que ofrecen menos información que una entrevista con Paco Lara (Director de incomunicación de Apple España). Pero esta noche antes de acostarme he visto en mi estúpido widget con forma de iPhone una nueva entrada: Steve Jobs «Thoughts on Music». Algo casi sin precedentes, un artículo del propio Jobs que viene que ni pintando con las recientes polémicas sobre del DRM. Me he paseado por la blogosfera española y veo que todavía no ha calado así que acá va mi traducción completa (espero que Apple no me empure por esto). Me voy a a acostar a las mil, pero ha merecido la pena. ¿Mi opinión? Mañana, que tengo mucho sueño.
Steve Jobs
February 6, 2007
A raíz del increíble éxito mundial del iPod y de la tienda de música online iTunes, algunos han pedido a Apple que «abra» el sistema de control de derechos digitales (DRM) que Apple emplea para proteger su música contra robos; de esta manera la música comprada en iTunes podría ser reproducida en dispositivos digitales de otras empresas y la música protegida comprada en otras tiendas online podría ser reproducida en los iPod. Examinemos la situación actual y echemos un vistazo a tres posibles alternativas de futuro.
Para comenzar, conviene recordar que todos los iPod pueden reproducir música libre de DRM y codificada en formatos «abiertos» como MP3 y AAC. Los usuarios de iPod pueden (y lo hacen) adquirir música de muchas fuentes, incluidos CDs de su propiedad. La música en CDs puede ser fácilmente importada a iTunes, que es un programa reproductor de descarga gratuita que funciona tanto en Macs como en PCs con Windows. La música automáticamente se codifica en formato abierto AAC o MP3 sin ningún DRM. Esta música puede ser reproducida en iPods o en cualquier reproductor que admita estos formatos.
El conflicto viene con la música que Apple vende en su tienda online iTunes Store. Como Apple no posee ni controla la música por sí misma, debe obtener de otros los derechos para distribuir la música, principalmente de «cuatro grandes» compañías de música: Universal, Sony BMG, Warner y EMI. Estas cuatro compañías controlan la distribución de cerca del 70% de la música mundial. Cuando Apple se aproximó a estas empresas para licenciar su música y distribuirla legalmente por Internet, fueron extremadamente precavidas y pidieron a Apple que protegiera su música de ser ilegalmente copiada. La solución fue crear un sistema DRM, que envuelve cada canción comprada en iTunes Store con un software especial y secreto que impide que se reproduzca en dispositivos no autorizados.
En aquellos momentos, Apple fue capaz de negociar derechos de uso limitados, lo que incluye permitir a los usuarios reproducir su música protegida con DRM hasta en 5 ordenadores y en un número ilimitado de iPods. Obtener tales derechos de las compañías de música fue un hecho sin precedentes en aquel momento, e incluso hoy en día no tiene equivalente con otros servicios digitales de música. Sin embargo, un punto clave de nuestros acuerdos con las compañías de música es que si nuestro sistema DRM fuera vulnerado y su música pudiera ser ejecutada en dispositivos no autorizados, tenemos sólo unas pocas semanas para solucionar el problema o ellos podrían retirar su catálogo musical entero de la iTunes Store.
Para evitar copias ilegales, el sistema DRM debe permitir reproducir la música protegida sólo a dispositivos autorizados. Si una copia de una canción protegida con DRM es publicada en Internet, no sería posible que fuese reproducida en un ordenador que la descargue ni en un dispositivo de música portátil. Para conseguir esto, el sistema DRM es secreto. No hay manera de proteger los contenidos sino manteniendo las claves. En otras palabras, incluso si alguien usase el más sofisticado sistema criptográfico de bloqueo para proteger la música, uno todavía tiene que «esconder» en el ordenador del usuario o en su reproductor portátil las claves con las que desbloquear la música y poder reproducirla. Nadie ha conseguido nunca implementar un sistema DRM que no dependa de tales claves para su funcionamiento.
El problema, desde luego, es que hay mucha gente inteligente en el mundo, algunos con mucho tiempo libre, a quienes les encanta descubrir tales claves y publicar una manera para que cualquiera pueda obtener música (robada) gratuitamente. Ellos suelen tener éxito en hacer justamente esto, así que cualquier compañía que intenta proteger contenidos usando un sistema DRM debe frecuentemente actualizarlo con nuevos claves más difíciles de descubrir. Es como jugar al gato y al ratón. El sistema DRM de Apple se llama FairPlay. Aunque hemos tenido algunas fisuras en FairPlay, hemos sido capaces de repararlas con éxito mediante la actualización del software de la iTunes Store, el programa iTunes y el software de los propios iPods. Hasta ahora hemos cumplido nuestros compromisos con las compañías de música para proteger su música, y hemos dado a los usuarios el más flexible uso de derechos disponible en la industria para la música descargada legalmente.
Con este trasfondo, vamos ahora a explorar tres diferentes alternativas para el futuro.
La primera alternativa es continuar como estamos, con cada fabricante compitiendo libremente con su propio sistema cerrado propietario para vender, reproducir y proteger la música. Es un mercado muy competitivo, con grandes multinacionales realizando grandes inversiones para desarrollar nuevos reproductores de música y tiendas de música online. Apple, Microsoft y Sony compiten con sus sistemas propietarios. La música comprada en la tienda Zune de Microsoft sólo se podrá reproducir en los Zune; la música comprada en la tienda Connect de Sony sólo se podrá reproducir en reproductores de Sony; y la música comprada en la tienda iTunes de Apple sólo podrá reproducirse en iPods. Esta es la situación actual de este sector, y los clientes están siendo bien atendidos con un continuo flujo de productos innovadores y una amplia variedad de opciones.
Algunos han alegado que una vez el consumidor compra un repertorio musical de una de las tiendas de música con sistema propietario, están para siempre obligados a usar los reproductores de música de esta compañía. O, si ellos compran un reproductor concreto, están obligados a comprar música sólo en la tienda de dicha compañía. ¿Es esto cierto? Echemos un vistazo a los datos sobre los iPods y la iTunes Store; son los productos más populares del sector y tenemos datos precisos sobre ellos. A finales de 2006, los clientes habían comprado un total de 90 millones de iPods y 2 billones (americanos) de canciones en la iTunes Store. De media, esto supone 22 canciones compradas en la iTunes Store por cada iPod vendido.
El iPod más popular hoy en día puede llevar 1000 canciones, y nuestras investigaciones nos dicen que el iPod medio está siempre casi lleno. Esto significa que sólo 22 de cada 1000 canciones , menos de un 3% en el iPod medio, se compran en iTunes protegidas con DRM. El resto del 97% de la música no está protegida y es reproducible en cualquier reproductor que pueda manejar formatos abiertos. Cuesta creer que tan solo el 3% de la música del iPod medio es suficiente para obligar a los usuarios a comprar sólo iPods en el futuro. Y ya que el 97% de la música del iPod medio no ha sido comprada en iTunes Store, los usuarios de iPod parece claramente que no están obligados a comprar su música en la iTunes Store
La segunda alternativa es que Apple licencia su tecnología DRM FairPlay a actuales y futuros competidores con el objetivo de conseguir interoperabilidad entre diferentes reproductores y tiendas de música de distintas compañías. A simple vista, parece una buena idea ya que esto podría ofrecer a los clientes más opciones ahora y en el futuro. Y Apple podría beneficiarse cargando una pequeña tasa por su DRM FairPlay. Sin embargo, cuando miramos un poco más adentro, los problemas comienzan a aparecer. El problema más serio es que licenciar un sistema DRM implica revelar muchos de sus claves a mucha gente de muchas compañías, y la historia nos dice que estos claves inevitablemente se escaparán. Internet ha hecho estos escapes mucho más dañinos, ya que un único escape puede divulgarse por todo el mundo en menos de un minuto. Estos escapes puede rápidamente convertirse en programas disponibles en descarga gratuita en internet que permitan deshabilitar la protección DRM, de manera que canciones protegidas pueda ser reproducidas en dispositivos no autorizados.
Un problema igualmente serio es cómo reparar rápidamente el daño causado por tales escapes. Una reparación exitosa requeriría mejorar con las nuevas claves el software de las tiendas online, el software reproductor del ordenador y el software de los dispositivos, y entonces transferir este software actualizado a las decenas (o cientos) de millones de Macs, PCs con Windows y reproductores ya en circulación. Esto debe ser hecho rápidamente y de una manera muy coordinada. Tal empeño ya es muy difícil cuando sólo una compañía controla todas las piezas, así que sería casi imposible si muchas compañías controlaran piezas separadas del puzzle, y todas debieran actuar rápidamente en conjunción para reparar el daño de un escape.
Apple ha llegado a la conclusión de que si licencia FairPlay a otros, ya no podría garantizar la protección de la música que licenció de las cuatro grandes compañías de música. Quizá esta conclusión ha contribuido a la reciente decisión de Microsoft de cambiar su empeño para un modelo «abierto» de licenciar su DRM a otros a un modelo «cerrado» de ofrecer una tienda de música propietaria, un software reproductor propietario y reproductores propietarios.
La tercera alternativa es abolir el DRM por completo. Imagina un mundo donde cada tienda online vende música sin DRM codificada en un formato abierto. En ese mundo cualquier reproductor podría usar música comprada en cualquier tienda y cualquier tienda podría vender música reproducible en cualquiera de los reproductores existentes. Esta es claramente la mejor alternativa para los consumidores, y Apple la abrazaría inmediatamente. Si las cuatro grandes compañías de música licenciaran a Apple su música sin el requerimiento de estar protegida por DRM, nosotros cambiaríamos para vender sólo música libre de DRM en la iTunes Store. Cada iPod del mundo podría reproducir esta música libre de DRM.
¿Por qué debería las cuatro grandes compañías de música permitir a Apple y a otros distribuir su música sin usar sistemas DRM para protegerla? La respuesta más simple es porque el DRM no ha funcionado, y puede que nunca funcione, para detener la piratería de música. Aunque las cuatro grandes compañías de música exigen que toda su música vendida online sea protegida con DRM, estas mismas compañías continúan vendiendo billones (americanos) de CDs cada año, los cuales contienen música completamente desprotegida. ¡Esto es así! Ningún sistema DRM se ha desarrollado nunca para el CD, así que toda la música distribuida en CDs puede ser fácilmente subida a Internet e ilegalmente ser descargada y reproducida en cualquier ordenador o reproductor.
En 200, cerca de 2 billones (americanos) de canciones protegidas con DRM fueron vendidas en todo el mundo en tiendas online, mientras que más de 20 billones (americanos) de canciones fueron vendidas completamente libres de DRM y desprotegidas en CDs por las propias compañías musicales. Éstas vende la inmensa mayoría de su música sin DRM, y dan señales de cambiar su comportamiento, ya que una aplastante mayoría de sus beneficios dependen de vender CDs que deben funcionar en reproductores de CD que no usan un sistema DRM.
Así es que si las compañías de música están vendiendo más del 90% de su música sin DRM ¿qué beneficio obtienen de vender ese restante pequeño porcentaje de su música gravados con un sistema DRM? Aparentemente ninguno. Incluso, la capacidad y superioridad técnica necesaria para crear, operar y actualizar un sistema DRM ha limitado el número de participantes en el negocio de vender música protegida por DRM. Si tales requerimientos fueran eliminados, la industria musical podría experimentar la afluencia de nuevas compañías deseosas de invertir en innovadoras nuevas tiendas y reproductores. Esto sólo puede ser visto como positivo por las compañías musicales.
Mucha de la preocupación por los sistemas DRM ha aflorado en los países europeos. Quizá aquellos infelices con la actual situación debería reconducir sus energías hacia convencer a las compañías musicales de vender su música sin DRM. Para los europeos, dos y media de las cuatro grandes compañías musicales está localizadas en su territorio. La más grande, Universal, es 100% propiedad de Vivendi, una empresa francesa. EMI es una compañía inglesa, y Sony BMG es propiedad al 50% d Bertelsmann, una empresa alemana. Convencerles de licenciar su música a Apple y a otros sin DRM creará un verdadero mercado musical interoperable. Apple abrazaría esto sin reserva alguna.