En estos días se suceden por toda España diversas cenas y comidas de empresa. La gente sale con los compañeros de trabajo y pierde el norte y el decoro. Se producen escenas que nos inducen un profundo sentimiento de vergüenza propia o ajena. Y luego están ellas, las mujeres.
Citando a mi amigo Pablo, como resultado de estas cenas «la ciudad se llena de mujeres con un alto nivel de cachondez en sus cuerpos» 🙂 ataviadas con sus pinturas de guerra, minifaldas, medias tupidas, taconazos, escotes, botas y demás armas de mujer; es muy cierto que salir en manada con las compañeras del trabajo las estimula a estos comportamientos, se animan las unas a las otras.
Citando de nuevo a mi amigo Pablo, «mi novia es una de ellas» 🙁 y cuando digo «mi novia» me refiero a la novia de cada uno de nosotros, claro… y a la mía también.