Hace un par de semanas Apple abrió una nueva tienda en Chicago, no una en un centro comercial, sino una de esas tiendas significativas o relevantes, a pie de calle. Vamos, de las chulas. La tienda está en Licoln Park y ya llama la atención el hecho de que esté a escasos de la que hay en North Michigan Avenue, que es también una tienda de las significativas.
Por todo ello, la noticia me llamó la atención cuando la leí en World of Apple y continuando con el contenido, encontré una de esas pequeñas historias que hacen que Apple sea lo que es hoy en día en el mundo retail.
La tienda en sí, físicamente, tiene algunas particularidades, como ser la primera Apple Store que tiene tres entradas, pero lo que verdaderamente llama la atención es el acuerdo al que llegó Apple con las autoridades del transporte público de Chicago. Apple se ha gastado 3,9 millones de dólares en renovar la cercana estación de metro North/Clybourn devolviéndola al aspecto que tenía en 1940: fachada de ladrillo rojo, azulejos blancos en el interior y algunas mejoras como letreros iluminados y una terraza interior. Apple tiene derechos publicitarios sobre toda la estación y al parecer ya los ha estado usando quizá para rodar algún anuncio. El acuerdo también ha llevado a la construcción de una gran plaza pública entre la tienda y la entrada a la estación, con bancos, mesas, árboles, una fuente de agua y Wi-Fi gratis.
La tienda fue inaugurada el pasado 23 de octubre por Rahm Emanuel, antiguo jefe de gabinete del gobierno de Obama y actual candidato a la alcaldía de Chicago. Se trata de la quinta tienda que Apple abre en la ciudad.
Por lo que se ha rumoreado, Apple podría haber llegado a algún acuerdo similar con el Ayuntamiento de Valencia de cara a la más que posible apertura en esta ciudad de una tienda significativa. Quizá no un acuerdo que afecte tanto al entorno del edificio pero sí a su rehabilitación y mantenimiento.