Bien lo prometido es deuda. Mi amigo Pablo estaba en New York de vacaciones desde el martes 18. Yo había acordado con él que el martes 25 le llamaría para confirmarle la compra del iPhone, siguiendo mi doctrina que expuse en el post llamado Esperad y al que muchos de vosotros me habéis acusado de traicionar (tengo vuestros nombres apuntados).
Pero los acontecimientos se desarrollaron más rápidamente de lo previsto, con la rueda de prensa en Inglaterra, la de Alemania y las declaraciones de Orange y Movistar. La cosa estaba clara, así que encargué el iPhone el viernes más o menos. Así que, efectivamente, esperé, pero tuve que esperar menos de lo que pensaba.
Mi amigo eligió la tienda de la 5ª Avenida para comprar el iPhone. Tuvo que hacer una cola de una hora para entrar pero al final lo consiguió. Cuando salió del cubo de cristal acompañado de Laura, su novia, un joven judío ortodoxo, con su kipá y sus tirabuzones, les seguía entusiasmado enarbolando su propio iPhone y proponiéndole exultante a Pablo hacerse una foto juntos. En vez de reaccionar con presteza, Laura prefirió partirse el culo y alejarse de esta escena, perdiendo una foto que sin duda habría sido diggeada, meneada y digna de aparecer en la sección Miércoles Bizarro del blog Aun más cosas que nunca te dije…
Superado todo esto, se disponían a volver a casa cuando les advirtieron que quizá la maleta no era el sitio más seguro para el iPhone, ya que entre las aduanas y el control de terrorismo, podrían dejarte la maleta hecha unos zorros. Pablo se metió el iPhone en su propio bolsillo durante todo el viaje, dejando la caja vacía en la maleta… ¡e hizo bien!
Cuando la recogió en el aeropuerto en España, le habían reventado los candados y estaba todo revuelto. Sin duda, el iPhone hubiera volado para siempre jamás.
Bueno, el caso es que ya tengo mi iPhone y que tras un sustejo de nada, lo tengo activado, liberado y un poquito hackeado con alguna aplicación pero no mucha cosa. Si ya me quedé sorprendido cuando vi el video de mackinando he de decir que ver en persona las cosas que han llegado a programar para el iPhone es realmente increíble. Prefiero 1000 veces quedarme con esos programas antes que con la basura de actualización 1.1.1 que ha hecho Apple.
Para terminar, Sopmac, amigo, qué razon tienes. Al igual que dije en su momento que un iPhone activado pero sin liberar era una auténtica tristeza, que se le notaba alicaído, ahora puedo decir que un iPhone que no sea libre y abierto a aplicaciones de terceros es un atentado contra la naturaleza vanguardista y futurista del aparato. Sin duda las exclusividades han venido por la avaricia económica de Apple y por la necesidad de ofrecer algo a cambio de que los operadores actualizase su GPRS a EDGE.
En los comentarios del blog, en twitter y en foros, me pedís fotos, videos del unboxing etc. Bueno, ya habéis visto que me vino «unboxeado» (pero sano y salvo) y en cuanto a las fotos, ya hay 10.000 por ahí que ofrecen todo lujo de detalles. Así que os pongo sólo una pero muy particular, mi iPhone, a los pies de mi iMac «rayado» y acompañado por su caja y esa maravillosa bolsa de la tienda de la 5ª Avenida. Gracias, Pablo y Laura, os debo una y bien gorda.